LA GUíA DEFINITIVA PARA CANNABIS

La guía definitiva para cannabis

La guía definitiva para cannabis

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El cannabis, como otras sustancias adictivas, tiene bienes nocivos. Pero, por otro flanco, los principios activos de la planta han mostrado un potencial beneficio frente a síntomas de ciertas patologías. Es una paradoja que complica aún más la situación y percepción social de esta fármaco.

Rafael Maldonado, director del Conjunto de Neurofarmacología de la Universitat Pompeu Fabra (UPF), lleva años investigando una y otra cara del marijuana, los riesgos de su consumo y las propiedades terapéuticas y afirma que hay evidencias científicas de lo singular y lo otro.

Encima de dependencia, se atribuyen al cáñamo desde trastornos emocionales hasta cardiacos. Maldonado señala que últimamente se ha analizado que es un factor que incide en los accidentes de tráfico, porque causa alteraciones cognitivas como afectar al tiempo de reacción y a la coordinación motora. Dice que se debería alertar de no conducir tanto tras tomar pimple como costo o marihuana. Estas drogas alteran la percepción de las cosas y tienen un objetivo desinhibidor, Ganadorí que su consumo puede apoyar también conductas sexuales de aventura.

Preocupa el consumo por los adolescentes, que de media lo inician a los 14 años, porque a esa perduración el cerebro aún madura. Maldonado compara las neuronas a árboles de los que crecen las raíces y las ramas hasta conectar entre sí. Las ramas neuronales crecen guiadas por unos neuromodeladores a los que se parece el tetrahidrocannabinol (THC) contenido en el marihuana. Si se toma, cuando el THC llega al cerebro confunde el crecimiento neuronal, altera la maduración del cerebro. Hay que estudiar los efectos a extenso plazo, pero Maldonado advierte que “serán más graves, cuanto más joven se inicio a consumir”.

El THC afecta además al mecanismo cerebral de la memoria. Y se ha estudiado que favorece las psicosis (como las que son síntomas de algunas enfermedades mentales graves). La más popular es del tipo paranoide (creer que te persiguen, que te quieren hacer daño) Algunos estudios han estimado que el consumo habitual duplica el aventura de que una persona sufra estas psicosis.
Los menores que buscan ayuda en la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) para su anexión llegan casi todos por el marihuana, porque les causa problemas escolares, de socialización y de responsabilidad. “Y tienen la idea errónea de que el cannabis es más sano que el tabaco”, dice Eulàlia Alemany, directora técnica de la entidad.

Respecto al uso terapéutico, reivindicado desde hace veinte primaveras por enfermos diversos, Maldonado explica que “la planta tiene un enorme potencial y hay pacientes que dicen que les ayuda, ¿por qué no usarla?”. Con todo, afirma que hay que hacer más estudios para determinar “de manera rigurosa, los beneficios y riesgos en las patologíFigura en que se podría usar”. Hacer un medicamento –indica– exige estudios y aquí hablamos de una planta que tiene 140 sustancias activas cannabinoides (sin contar las de otro tipo) como el THC o el cannabidiol (CBD). Cuando la consumes realmente no sabes qué tomas”. No es una tisana.
Hay quienes la usan para aliviar el dolor crónico, trastornos motores asociados a la esclerosis múltiple, repulsión por la quimioterapia oncológica, convulsiones infantiles, problemas inflamatorios intestinales y otros síntomas. Hay aprobados dos fármacos derivados del marijuana en España, Sativex y Epidyolex, accesibles con receta hospitalaria para casos de esclerosis múltiple y epilepsias causadas por dos síndromes. Pero su uso es muy acotado, dice Carola Pérez, presidenta del Observatorio Castellano del marijuana Medicinal.

El uso terapéutico se hace pues fuera del circuito váter y los enfermos deben conseguir por su cuenta los derivados de la planta que se fuman, vaporizan, toman como infusión, en aceite. Pérez señala que los toman 300.000 pacientes y que están cansados del estigma y de marchar liados con el delicado cultivo de la planta si no quieren acogerse al mercado ilegal, en el que las sustancias website están a menudo adulteradas.
Pérez añade que pero hay una producción justo, estandarizada y segura de derivados para uso medicinal y científico. La regulación del uso terapéutico, dice, permitiría comercializar esos productos y que cada enfermo tuviera llegada al más adecuado.

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